Casos y cosas: el día que fui turista

Teatro El DoradoEl sábado fui a Santa Ana en compañía de Jhoram pues se me ha metido entre ceja y ceja conocer la historia de un curioso edificio que hace esquina con Salsipuedes, La Pollera. Deseaba ingresar al edificio para conocer la disposición de los apartamentos.

Estacionamos el auto frente al antiguo edificio de la Loteria en San Felipe . Le estaba enseñando a Jhoram una placa que decía Administración de Justo Arosemena 1932-1936 cuando una transeúnte, una señora ya de cierta edad, empezó a gritarme algo que al inicio no entendí pero luego comprendí que me hablaba en inglés: lottery, lottery. Le agradecí a la señora y le expliqué que yo hablaba español y que simplemente le estaba mostrando a mi acompañante la placa. El entusiasmo de la señora bajó un poco al notar que no era yo una turista. Quizás estas confusiones se deban a que los dos andamos con afro en un país donde estar peinado es plancharse el pelo contra viento y marea. No sé…

Graffiti

Continuamos nuestro camino, deteniéndonos a contemplar diferentes fachadas hasta llegar al edificio La Pollera, el cual pude observar en esta ocasión con más detenimiento incluso en la parte de atrás aunque no pude entrar pues está clausurado. El dueño actual, según el hombre que cuida edificio, es un hindú. También informó que el sótano está hecho un desastre. El lugar está vacío a excepción del cuidador y requiere una reparación urgente para restaurar su belleza original. Según un vendedor de lotería, ubicado a un costado del edificio, el arquitecto que construyó La Pollera era español y el edificio tenía un elevador que iba al sótano y también hacia los pisos de arriba. Me tuve que contentar con mirar a través de las rejas la entrada principal e imaginarme cómo fue en sus años de esplendor.

Caminamos por el parque de Santa Ana desde donde puede apreciar varias las fachadas: un edificio que tenía inscrita la fecha 1914, otro que tenía el nombre Heurtemate y Cía. y la fachada del Teatro El Dorado, hoy convertido en un teatro de películas porno. La belleza de muchos edificios de la Central se oculta tras los múltiples letreros de los almacenes y negocios. Si no se hace un esfuerzo de mirar hacia arriba desde la acera opuesta, la gracia de estos balcones queda oculta al caminante.

Entramos al café Coca-Cola donde un hombre cantaba boleros. Me encontré a un viejito que me dijo que en ese café «se planearon grandes crímenes». También había un loco con mochilita de escuela haciendo una tarea. El viejito contestó muchas de mis preguntas amablemente aunque me parece que su precisión histórica es harina de otro costal. Según él donde está La Pollera existió con anterioridad un depósito de pinturas que pertenecía a los chinos. Luego se construyó el edificio. Al lado del Café Coca-Cola existía un bar de un italiano. También me preguntó de dónde era y aunque le dije que panameña no parecía muy convencido.

Finalmente fuimos al hotel Colón desde cuyas terrazas superiores tuvimos una vista admirable de la ciudad. Llegando al auto noté que había un edificio totalmente renovado del que espero obtener mayor información en otro momento.

Por las reacciones de los amables desconocidos de algo sí estoy segura: el panameño no duda en responder las preguntas de los turistas. Soy testigo.

Edificio de 1914

Fotos de Jhoram Moya

2 comentarios en “Casos y cosas: el día que fui turista

  1. Tengo un libro cubano que habla de los viajes de Ernesto Guevara, antes de ser «El Ché». Cuenta cómo aquí en Panamá se reunió con estudiantes que en ese tiempo llevaban adelante la causa anti-imperialista, si no me equivoco Rómulo Bethancourt entre ellos. Esto ocurrió, según decía, en el Café Coca Cola.

Deja un comentario